—Eso es tan… Esta es una broma de los
demonios, y como resultado el mundo no está bien. Si Mercenario fuese una mujer
y yo un hombre, un indescriptiblemente salvaje demo– *Ejem*
Zero tosió. Probablemente iba a decir
algo sobre brujería o algo por el estilo.
Aunque Theo era solo un niño, no sería
bueno revelarle que era una bruja.
—Emplearía métodos salvajes para hacer a
Mercenario mi esposa...
Sus
palabras no son menos temibles incluso después de atraparse a ella misma ¿o no...?
Me
alegro de ser hombre, mucho. Recientemente no se lo he agrade-cido a Dios.
—Zero, ¿te gusta el viejo?
—No hace falta ni decirlo. Si no lo
hiciera, ¿por qué viajaríamos juntos? Pero más importante, ahora que he dormido
en la mullida piel de Mercenario, las camas normales ya no pueden darme una
buena noche de sueño.
—Así que para ti solo soy una cama…
Escucha Theo. Estarás en problemas si tomas en serio el "me gusta" de
una mujer.
—No bromees Mercenario. Si realmente
para mí solo fueses una cama, ya te habría matado y despellejado por tu piel.
*Eep*
chilló Theo.
¿Verdad?
Las mujeres son aterradoras, ¿no es así?
Lentamente asentí con la cabeza a Theo,
y él me contestó asintiendo solemnemente.
Nuestros corazones eran como uno solo.
Por alguna razón, sentí que me llevaría bien con él.
Después de almorzar, caminamos a través
del bosque, en dirección a la Ciudad Santa de Arcadius, donde se suponía que
estaba la Santa. Una vez que salimos del bosque y llegamos a un camino, revisé
nuestra posición en el mapa, y vi que habíamos recorrido un trayecto
extremadamente corto en comparación al del camino.
—Soy bueno en mi trabajo, ¿no crees?
–Theo rió.
En realidad, casi era demasiado bueno.
Inmediatamente decidimos un lugar donde acampar gracias a Theo, y me quedé
básicamente sin nada que hacer.
Y entonces…
—Cuando llegue la noche, ¿qué tal si yo
hago guardia?
Cuando Theo dijo eso, me ofendí un poco.
Eso significaba que hasta ahora entre
los empleadores de Theo, había algunos que habían hecho que un niño se
encargase de la guardia nocturna. Theo actuó con calma, como si todo estuviera decidido.
Theo dijo que su padre estaba muerto. No
sabía dónde estaba su madre o que estaba haciendo, pero no había adultos en su
vida para protegerle.
Lo que era normal, lo que estaba bien, y
lo que estaba mal… Theo no sabía ninguna de esas cosas, solo sabía qué hacer
para sobrevivir y conseguir trabajo.
— ¿…Viejo?
Theo me estaba mirando extrañado. Lo
miré y suspiré [1].
No quería obligarle, pero sentí que sería malo ser sincero con él.
Zero se quitó el abrigo y arropó a Theo
con él.
—Mercenario es un caído, así que no
necesita quedarse vigilando por los animales salvajes, ni mantener una hoguera
durante la noche. Por eso, tampoco necesita que alguien haga guardia. Si tienes
frio, puedo dejarte mi abrigo. Yo duermo con Mercenario, así que estaré
caliente.
— ¿Es así? –Zero se rió, mientras le
miraba. Ahora que se había quitado el abrigo, no tenía la capucha para ocultar esa
arma que era su belleza, por lo que estaba expuesta para que el mundo la viera.
Simplemente miré su rostro por el rabillo del ojo y asentí.
Theo miró el abrigo con incredulidad,
tímidamente abrió la boca.
—Pero si el fuego se apaga, tendríamos
que encenderlo de nuevo, ¿no? Eso sería terrible...
—No te preocupes. Encender hogueras es
mi especialidad.
Aunque normalmente no se le permitía
usar magia, cuando llegaba el momento de encender una fogata, todavía confiamos
en la magia de Zero.
Era mucho más fácil y simple que si yo
utilizase un pedernal. Incluso durante el almuerzo, Zero rápidamente encendió
el fuego mientras Theo pescaba.
Si yo era la cama de Zero, entonces ella
era como mi pedernal.
—Lo siento, pero no tenemos mantas ni
nada así de elegante. Vas a tener que conformarte con ese abrigo.
—…No te preocupes por eso. No voy a
tener que 'arreglármelas'… esto ya es súuuuper caliente. –Dijo Theo felizmente
tapándose con el abrigo. Sus mejillas pecosas se enrojecieron levemente.
En medio de la noche, Zero me despertó al
moverse en mis brazos.
—Mercenario. –Escuché un susurro. Abrí
los ojos y miré hacia abajo viendo los ojos amatistas de Zero mirándome.
—…Justo ahora, sentí una señal de activación
de magia cerca de nosotros.
— ¿…Qué?
Me levanté.
—Un segundo, ¿de qué estás hablando?
¿Qué es una " señal
de activación de magia"…?
—Es lo mismo que el movimiento del
viento o el temblor de la tierra. Los humanos normales no pueden sentirlo, pero
las brujas si… Dicho de otra forma, alguien usó brujería o magia.
— ¡¿Qué?! –Mi voz era peligrosamente
ruidosa.
Después de asegurarme de que Theo seguía
dormido, bajé la voz.
—Todavía estamos lejos de la ciudad santa.
¿Estas segura de que no estabas medio dormida?
Theo dijo que tardaría cuatro días en
llegar a pie hasta Arcadius. Considerando el paso de un niño, probablemente
serian en realidad unos dos días o puede que tres.
Sin embargo, Zero negó con la cabeza en
silencio.
—Cerca, dije. …Cerca.
— ¿A cuanta distancia?
—No más de media hora a tu ritmo. De lo
contrario no podría sentirlo. ¿Entonces, quieres echar un vistazo?
"Juntos", supuse que ella
quería decir. Realmente no importaba lo que respondiera, Zero probablemente
iría sola. Esa era la responsabilidad de Zero, y era mi trabajo protegerla.
La ciudad santa estaba lejos de aquí,
pero no teníamos forma de saber si la Santa era la única bruja en la República
de Cleión. Cogí mi espada y me puse de pie sin decir nada. La cabeza de los
caídos eran los sacrificios más valiosos para aquellos que practican magia. No
había tal cosa como ser demasiado cauteloso.
— ¿Qué, ocurre algo…?
Theo se despertó, pero todavía parecía
adormilado.
—Tan solo vamos a examinar los alrededores.
Probablemente no sea nada, pero si no lo es, trepa a un árbol. Tienes tu
cuchillo contigo, ¿no?
Theo agarro su cuchillo, el recuerdo que
le dio su padre, y rápidamente comenzó a trepar un árbol.
Menuda
habilidad, huh.
Él probablemente durmiese antes alguna
vez en los árboles para escapar de los perros salvajes.
Recogí a Zero, y entramos en el sombrío
bosque.
En poco tiempo, el olor de una fogata me
hizo cosquillas en la nariz.
Mezclado con él, había una esencia del
olor de la sangre y el hedor amargo distintivo de un humano apestoso.
—…Casi siempre son bandidos.
— ¿También debería de pelear yo?
—No, estaré bien. Tu poder mágico se
agota cuando lo usas, y por eso no puedes seguir usando magia, ¿cierto?
—Bueno, la cantidad que se gasta depende
de la magia… pero supongo que disminuye.
—Entonces no. Solo haría que yo tardase
más en poder ser humano.
Si era simplemente un grupo de bandidos,
seguramente podría encargarme yo solo.
Cuando me acerqué a la fuente del olor, escuché
voces. Eran hombres, y había varios.
Por su risa grosera y sus silbidos de
burla, parecían estar muy animados. Era como si hubiera una fiesta o algo así.
Asegurándome de que los brazos de Zero
estuvieran bien apretados
alrededor de mi cuello, trepé a un árbol
cercano. Avanzando hasta la punta de una rama alta y gruesa, vi a cinco hombres
junto a una hoguera.
…Como me lo esperaba, eran bandidos.
Cada uno tenía un tatuaje a juego,
probablemente una cabra, y para colmo, había lo que parecían ser dos mujeres
secuestradas allí.
Una era una pelirroja de pelo corto con
ropas de aspecto barato, y la otra tenía el pelo largo y claro escarlata con
una trenza triple que le llegaba hasta la cintura. La mujer de la trenza
llevaba ropa de calidad, por lo que probablemente eran una noble y su sirvienta.
La sirvienta estaba indefensa, con un
cuchillo presionado contra ella, y parecía que su ama estaba rodeada por los
hombres.
La noble temblaba de miedo, pero sus
mejillas estaban rosadas.
…No era de extrañar que estuvieran de
tan buen humor.
Era fácil imaginar lo que iba a hacer, y
mientras lo hacía, la mujer de la trenza, que todavía estaba aterrada, puso una
mano en su ropa. El gran collar de plumas blancas en su pecho se estremeció, y
su brillante capa púrpura cayó al suelo.
…Me
estaba convirtiendo lentamente en un Tom Peeping [2],
¿no?
¿Cuál
de ellos usó magia? Miré a Zero dudoso, y ella
levantó el dedo.
Vacilando brevemente, seleccionó con
confianza a un miembro del grupo. Era la mujer tímida que parecía estar a punto
de desnudarse.
— ¿…Estás segura de que es ella?
–Pregunté.
—Sí, no hay error. –Respondió Zero.
Por supuesto, los bandidos escucharon
nuestra conversación.
— ¡¿Quién está ahí?!
— ¡Estés donde estés, saca tu culo aquí
pa que podamos matarte!
Cuando uno de ellos gritó esa vieja y
desgastada frase, los bandidos dejaron de moverse.
Imaginé que ellos trataban de mantenerse
alerta… menudos aficiona-dos. Al menos
haced el esfuerzo de esconderos en los arbustos o algo.
Saqué algunos cuchillos arrojadizos de
mi cinturón, y con mi buena puntería derribe a cuatro contra el suelo.
El último hombre, notablemente sin
afeitar, gritó y se retiró mientras usaba a la mujer de la trenza como escudo.
— ¡Mierda, nunca escuche que había un
grupo de búsqueda tan rápido...! ¡Sal! ¡Sal, cobarde hijo de puta! No quieres
que ella muera, ¿verdad...? ¡Si no sales ahora mismo, y sueltas las armas, la
mataré!
— ¡Deteneos! ¡Se lo ruego, por favor,
eso es…! ¡Señorita Santa!
Mis ojos se abrieron de golpe ante las
palabras de la sirvienta caída.
"Santa"…
¿podría ser… la de Arcadius?
Escuchando la súplica de la sirvienta,
el bandido se echó a reír.
— ¡¿Quién necesita alguna "señorita
Santa"?! ¡¿Quién necesita "mila-gros divinos"?! Así que ya sabes...
no necesitamos la simpatía de los santos. ¡Sería aún mejor si se hubieran ido!
Es por eso que la mataré. ¡Realmente voy a matarla...! De verda-
De repente, la fogata se apagó. No…
alguien lo apagó.
Parecían estar solo cinco bandidos y dos
mujeres. Además de Zero y yo mismo, no podía sentir a nadie más. Pero había
alguien más aquí, en algún lado.
— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué se apagó el fuego?!
¡¿Quién-?!
El bandido barbudo que usaba a la Santa
como escudo dejó escapar un grito de miedo. Segundos después, se puso de
rodillas y cayó al suelo.
Yo tenía buena visión nocturna, pero… no
vi nada.
Probablemente fue porque la repentina
extinción de la ardiente hoguera rojiza causó que mi visión todavía se
estuviera ajustando a la oscuridad. Tal vez eso es lo que estaban buscando.
Pero alguien…
— ¡Cu-cuidado!
Algo brilló ante mis ojos con una
velocidad deslumbrante, y lancé mi cabeza hacia atrás.
La punta de uno de mis bigotes había
sido cortada en el viento… era una cuchilla.
Estábamos bajo ataque.
¿Desde
dónde? ¿Por quién? Maldición… ¿Cuándo se acercaron tanto?
En silencio, las hojas revolotearon.
…Encima.
Había algo ahí.
Sentí que la nuca me hormigueaba de
miedo, agarré a Zero y salté de la rama. Momento después, la rama en la que
habíamos estado fue derribada de un solo corte, y cayó al suelo.
Esquivando la rama que caía, arrojé a
Zero detrás de un árbol y desenvainé mi espada.
— ¡Escóndete! ¡Este está a un nivel
completamente diferente! –Le grité a Zero.
—…Tienes una buena percepción. –Hablo
una suave voz en mi oído.
Incluso antes de darme cuenta de que era
la voz de un hombre, oí el sonido de algo cortando el aire. Confiando en el
sonido, blandí mi espada y sentí el choque de metal contra metal.
En ese momento, tuve una sensación de incoherencia.
Cuando me balanceé, sentí una atracción extraña, pero antes de darme cuenta de
por qué lo sentía, mi atacante chasqueó la lengua y saltó hacia atrás.
Luego, él aterrizo cerca
silenciosamente, entre la Santa y yo.
El hombre llevaba… una hoz gigante.
Era como un arma de broma. No, ¿siquiera
era correcto llamarla arma?
Las hoces eran herramientas agrícolas,
no armas. La hoz en la mano del hombre, que parecía que podría cosechar una
gran cantidad de trigo, solo sería adecuada como un arma para los agricultores
que estaban cansados de la tiranía de su gobernante.
Pero el hombre entre la Santa y yo,
claramente no era un agricultor.
Su simple parte superior e inferior,
junto con sus botas de cuero, parecían sugerir que lo era. Pero la pieza de
tela con forma de cinturón que reemplazó su manto y cinturón indicaba que tenía
una ocupación especial.
…Era el atuendo de un sacerdote.
1.- En ingles pone
“signed” (entre varios significados esta ‘indicar’ algo), pero por el contexto y
la personalidad del viejo :v consideraré que es una errata de “sighed”
(suspirar en pasado).
2.- Tom Peeping = Tom el mirón. Mirar apartado de "el origen del mirón"
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