Cuando la magia es usada para el mal, como
por ejemplo para dañar a la gente o un complot gubernamental, podía ver la
necesidad de llevar a los culpables ante la justicia. Pero viendo lo amable que
era Ria, y como salvaba a las personas, simplemente me hizo sentir que nosotros
tan solo deberíamos dejarla en paz.
Sin embargo, los ladrones la llamaron bruja,
y puede que no fuese algo bueno que su presencia causase la disminución de la
presencia de doctores.
No creía que fuese culpa suya. Era similar a
que sucediera algo a causa de la magia, tampoco culparía a Zero por ello.
Los labios de Zero se curvaron ligeramente
mostrando una sonrisa débil y preocupada.
—Cierto... aún no han causado problemas.
Posiblemente. Sin embargo, el estado de las cosas siempre está cambiando. Las
cosas pueden estar bien por ahora, pero quien sabe cómo puedan estar mañana.
— ¿Crees que la magia curativa va a empezar
una guerra? ¿Puedes matar a un hombre con ungüentos?
Ella era simplemente demasiado cautelosa,
¿no?
—Además, si de verdad pensases que ella no
estaba haciendo nada bueno, ¿simplemente no podrías "rechazar" su
magia y acabar con esto?
—Si lo hiciera, eso podría poner en máxima
alerta a quien quiera que sea el que le enseño magia a la Santa.
—Y entonces nosotros no podríamos obtener
ninguna pista sobre las copias, ¿huh? ¿Pero para empezar no estábamos dudando
de si de verdad existiera alguna? Entonces ¿no sería mejor tan solo quedarnos
quietos hasta que llegue la carta de Albus, y despreocuparnos mientras tanto?
Creo que, al menos, será mejor que trabajar con ese sacerdote.
—Eso no es a lo que me refiero. La Santa está
usando la magia que inventé.
— ¿Y? –Pregunté. Zero tiró de mi cola.
—Debo asegurarme, Mercenario. Acerca de cómo
la Santa pretende usar la magia en el futuro. Sobre por qué quien le enseño
magia lo hizo. La magia es muy útil, pero úsalo indebidamente, y el peligro
acechará a todos los involucrados. Incluso para el Libro de Salvaguardia, no se
puede asegurar que cada pizca de magia dentro de él sea segura. La magia es
demasiado poderosa para aquellos que no la entienden.
—De ser cierto, huh...
Crucé los brazos y observe la luna. Tanto
pensar como estar seguro de la situación estaban fuera de mi capacidad
intelectual.
—Bueno, sólo da la orden y obedeceré. Ese es
mi trabajo, después de todo... Pronto amanecerá. Será mejor que descanses.
Me tumbé sobre una rama. Y al igual que yo
hice, Zero trepó hasta ponerse encima mío.
—Hey, vete a dormir abajo junto al fuego.
—Me niego. La fogata ya se apagó, así que se
está más caliente aquí.
—Pero peso más contigo encima.
—Pero me caliento más contigo debajo. –Me copió
Zero, sonriendo.
Pensé que íbamos a tener un aterrizaje
forzoso con toda seguridad, pero en un abrir y cerrar de ojos, ella se había
acurrucado dentó de mi capa a la defensiva. No tenía más opción que simplemente
esperar a la llega del amanecer.
Cuando el sol acarició el horizonte, nos
pusimos en marcha juntos.
Habíamos atado a los cinco bandidos a un
árbol, y les dejamos algo de agua donde pudiesen alcanzarla. Theo parecía un
poco incómodo, pero los bandidos no le dijeron nada.
Puede que fuese mejor para ellos el exponer a
Theo como uno de ellos, pero viendo que todos llevaban el mismo tatuaje, era
probable que fuesen unos ladrones a quienes les unían unos fuertes lazos.
Theo y yo liderábamos, mientras que el clérigo
tomó la retaguardia. Eso dejaba a las tres mujeres caminando juntas.
Como de costumbre, Zero estaba declarando que
"caminar es una molestia", aun así, a pesar de que estábamos
caminando sin un sendero a través del bosque, yo no podía cargarla. Seguramente
pudiese, pero tan solo no quería hacerlo... Eso estaba estrechamente relacionado
con tener que cuidar a Ria, quien parecía haber dejado sus reflejos motores en
otra parte.
—Mi señora, hay una raíz de árbol enterrada
allí. Por favor, tenga cuidado de no tropeza-
Se tropezó.
—Mi señora, hay una madriguera ahí, por favor
tenga cuida-
Se quedó atascada.
— ¡M-Mi señora! Por favor, camine lentamente
cerca del río, no sea que-
Se cayó en el.
¿...Cómo Ria no era capaz de ver los obstáculos
que el sacerdote, con los ojos vendados, veía? ¿Y por qué no podía evitarlos,
incluso después de que le avisaran? Ni siquiera estábamos a mitad de camino, y
Ria ya tenía un aspecto miserable. Su ropa estaba destrozada, sucia y húmeda, mientras
que ella estaba llena de rasguños y moretones.
Aun así, ella nunca pronunció una sola queja,
por lo que ella estaba siendo valiente, pero cada vez que su querida Santa se
tropezaba con algo, el clérigo y la sirvienta de Ria montaban un escándalo, por
lo que no pudimos avanzar como estaba previsto.
—Pensar que pudiese haber alguien con tal
incapacidad motriz... debo decir que estoy asombrado.
—Ese de ahí, de verdad que es un problema...
sincera y verdaderamente desesperanzador...
Huh, de verdad hay gente increíblemente torpe
como esta.
—Ey viejo, a este paso no llegaremos en medio
día. Nos tardaremos el doble.
— ¿Lo dices de verdad? Bueno... no puedo
decir que no me lo esperaba.
Lo que sea.
Caminé hacia Ria, quien se había caído de
culo en un arroyo y estaba tratando de levantarse con la ayuda del clérigo. Ignorando
la clara mirada de asco del padre, la levanté y la deje sobre mi hombro.
— ¡AH! ¡¿S-señor
Mercenario?!
—Yo te llevaré. Será más rápido de esta
forma.
—Tuuuuuú... ¡¿CÓMO TE ATREVES A TRATAR CON
TAL FALTA DE RESPETO A UNA SANTA!
— ¿Entonces la vas a cargar tú? ¿Puedes
caminar más rápido que yo mientras lo haces? ¿No se acabará muriendo el hijo
del señor feudal si perdemos más tiempo en el camino? Solo hago mi trabajo.
El clérigo apretó los dientes como un niño
enfadado, pero ninguna queja salió de sus fauces.
—Puedo no oler muy bien, pero resístelo por
un rato. Agárrate a mi cuello para que no te caigas.
Le dije a Ria. Ella había estado forcejeando
un rato en mis brazos, pero ahora asintió y se calmó.
—...Tan esponjoso... –Murmuró Ria, mientras
tímidamente rodeaba mi cuello con sus brazos. —Que caliente...
Había algo de fuerza en aquellos delgados brazos
que me abrazaban. Zero era muy exigente con sus condiciones de sueño, así que
últimamente se había estado preocupando por mi aseo. Parecía que la Santa
también lo disfrutaba.
Justo en ese momento, sentí una mirada a mi
lado. Cuando me giré, preguntándome quién sería, vi la cara infeliz de Zero
mirándome.
— ¿...Qué? ¿Ocurre algo?
—Cuando yo te pedí que me llevases a hombros,
me dijiste que no...
—Por supuesto. Tú puedes caminar por ti
misma.
—Pero...
Ella vaciló. Un acontecimiento extraño para
la normalmente testaruda de Zero.
—Pero tú eres mi Mercenario... ¿no?
—Sí... ¿Y?
— ¡Entonces...! No, así que... pero no... aun
así... es decir...
— ¿Es decir?
Silencio.
Zero frunció el ceño con una mueca de frustración
que iba en aumento, luego, de repente se dio la vuelta y se alejó
—...Nada.
No contestó a mi pregunta, o más bien, parecía
que ella no podía contestar... Era como lo que pasó anoche, pero dejar una
conversación a medias y ser incapaz de responder preguntas no era para nada algo
propio de Zero.
Supuse que Zero entendió que lo mejor que yo
podía hacer en esta situación era llevar a Ria a nuestro destino... ella debe
de haberlo tomado como la razón por la que no le ofrecí llevarla a ella en su
lugar.
Su gruñido era su forma habitual de intentar
gastarme una broma. Aunque yo no llevaba con ella mucho tiempo, estábamos
juntos las veinticuatro horas del día, desde que nos conocimos. Al menos podía
distinguir cuando ella bromeaba o iba en serio.
Aun así, estaba actuando de una forma muy
extraña.
—Viejo... eres un hombre cruel...
— ¿Qué?
Sin siquiera esperar a oír mi pregunta, Theo
ya se había ido a perseguir a Zero.
Me quedé allí inmóvil hasta que el clérigo se
impaciento, diciendo "No solo te quedes ahí pasmado, date prisa y ponte en
marcha" a la vez que me pateaba en el trasero.
...Eso
último no hacía falta.
Una vez que reanudamos la marcha, con Ria a
mis hombros, avanzamos mucho más rápido que antes.
Theo y el sacerdote ya habían demostrado sus capacidades
atléticas, y a pesar de que Zero normalmente iba a paso de tortuga por su falta
de ejercicio físico y su pereza, ella no era lenta. Incluso la sirvienta de Ria
nos siguió el ritmo sin problemas.
A pesar de tener que compensar el tiempo
perdido por Ria, el viaje no nos tomó mucho tiempo.
A excepción de que aparentemente se me
callera el cuchillo en el camino, no sucedió nada relevante. Cuando las horas
de luz llegaban a su fin, pudimos salir del bosque y llegar a una carretera
principal, donde ya no era necesaria pedir indicaciones.
Dándole algo de dinero a Theo para contratar
un carruaje tirado por caballos, le envié que se adelantase a la ciudad. Para
cuando llegamos a las puertas de la ciudad, encontramos un carromato que ya nos
esperaba en la entrada. Una espléndida ejecución, como siempre, por parte de
Theo.
Pero además, encontrar un carruaje de la
orden de caballeros con caballos que no se asustaban ante la presencia de los
caídos, era nada menos que la prueba de la perspicacia de Theo.
—A partir de aquí iremos en carromato. Me
aseguré de que el conductor sepa que tiene que hacer que los caballos vayan tan
rápido como puedan, así que me imagino que llegaremos a Edeabelna a tiempo o
sólo un poco más tarde de lo previsto.
Deje a Ria en la parte de atrás del
carromato. Por un segundo, parecía que ella no quería desprenderse de mi
pelaje, pero entonces se ruborizó y se apartó bruscamente.
—Mu-muchas gracias... debo de haber sido
pesada...
—Un poco sí. –Contesté sinceramente. Ria se
puso aún más roja. Se mordió el labio y parecía que estaba a punto de ponerse a
llorar mientras me golpeaba débilmente en el pecho.
— ¡Qué malo...!
¿...Qué le pasa a esta? Eso sí que salió de la nada.
Miré perplejo a Ria. Zero se aclaró la
garganta ruidosamente. Me volví hacia ella con una sacudida, para ver cómo me
echaba una mirada asesina a la vez que repetidamente me empujaba hacia un lado.
— ¿Q-qué pasa contigo de repente...?
—Estoy intentando montar en el carromato.
Estás en medio.
—Oh... vale.
Me aparté a un lado de nuestro transporte.
Sin embargo, Zero me seguía clavando la mirada.
— ¿Qué? Monta.
—... ¿No me vas a coger y colocarme dentro?
— ¿Hah? ¿Acaso eres una niña? –Resoplé
ligeramente. Zero apretó los puños. Pensando que iba a ser golpeado, retrocedí
un paso.
— ¡...SUFICIENTE! ¡...Padre, écheme una mano!
Zero agarró la mano del sacerdote con firmeza
y dejó que él la ayudase a montar.
Oye... veras. No dijiste nada de que te
ayudase a subir, ¿o no? ¿De qué te enfadas?
— ¡HOORAY! ¡Escucha, viejo! ¡Me dijo que ya
que tenemos a un caído escoltándonos, nos llevara por un atajo más peligroso!
Habiendo estado conversando con el conductor,
Theo estaba saltando de alegría mientras corría hacia mí.
—Lo hice bien ¿no? ¡Estoy siendo de graaaaaan
utilidad!
—Oh... bien hecho, Theo. Eres de mucha ayuda.
–Le acaricié el pelo, asintiendo con la cabeza, con total sinceridad.
—Tus manos sí que son grandes, viejo. –Se rió
Theo. Le agarré y le metí en el carromato. Viendo a la sirvienta ahí cerca de
pie, también la ayudé a sentarse, y finalmente me senté en mi sitio.
—El camino será duro, así que todos asegúrense
de sujetarse bien. –Nos advirtió el
conductor. El carro empezó a moverse, y comenzó a sacudirse inmediatamente. Y
efectivamente, Ria tropezó y empezó a caerse del vehículo.
— ¡SU SANTIDAD!
En pánico, el sacerdote se disponía a
abalanzarse, pero como yo ya estaba más cerca, actué primero. La agarré del
brazo, tirando de ella de nuevo, y la senté entre mis piernas.
—Tú, escoria... ¡LIBERA A MI SEÑORA EN ESTE
PRECISO INSTANTE!
—Cállate y agárrate a algo. Mantendré a la
Santa donde está. Lo siento por eso, su santidad. Apuesto a que no es nada
cómodo para ti, pero es el lugar más seguro en el que puedes estar. Con lo ligero
que es el padre, si tenéis mala suerte, ambos podríais acabar cayéndoos.
Para controlar las esperadas protestas del
Padre, le hablé con calma a la tensa Ria. Para ser sincero, no me apunté para
esto. Sin embargo, si Ria se cayera de este salvaje carro, se podría matar.
—P-pero... yo, um...
—Está bien. Simplemente guarda silencio y siéntate.
Te vas a morder la lengua.
—Vale. –Murmuró ella, y después se quedó en
silencio. El clérigo también parecía haber aceptado a regañadientes la
situación.
Sentí que alguien me observaba, y miré a
Zero. Nuestros ojos se encontraron por un momento, pero estaba claro que Zero
había apartado la mirada. ¿...Qué?
¿Me guardaba rencor por no ayudarla a sentarse?
¿Acaso eres una mocosa? Me
volví a burlar al respecto. Bueno, si no volvía a sacar el tema, ella probablemente se
olvidaría de eso, como siempre*.
*Hermit:
¿No tienen el presentimiento de que algo malo va a pasar? :v
¿De casualidad lo malo no era que literalmente dejaste de traducir el libro? no es como que fuera tu obligación, pero da señales de vida jeje.
ResponderEliminarAntes de nada pido disculpas, las notificaciones en esta página están canceladas porque me resulta tedioso, así que todo se comunica en la página de Facebook.
EliminarSobre este proyecto ya dije hace tiempo (en nuestra página de facebook) que el grupo ingles traduce cada mucho tiempo y como no me gusta dejar un capítulo con muchas partes las reuno hasta que en word sean mínimo 11 páginas.
Resumiendo: Esta traducción no esta cancelada, simplemente alcanzamos a los ingleses y estos no avanzan.
Entonces es la culpa de los ingleses, como siempre, xd
ResponderEliminarJajajajajajajajaja
Eliminaresta chistoso lo de Ria y su torpeza extrema, enserio esto deben de adapatarlo al anime
ResponderEliminarhablando de ello enserio quiero continuar leyendo al menos hay una cifra de cuanto tardara