Capítulo 3: ¿Bruja o Santa?

Parte 2:
Cuando la magia es usada para el mal, como por ejemplo para dañar a la gente o un complot gubernamental, podía ver la necesidad de llevar a los culpables ante la justicia. Pero viendo lo amable que era Ria, y como salvaba a las personas, simplemente me hizo sentir que nosotros tan solo deberíamos dejarla en paz.
Sin embargo, los ladrones la llamaron bruja, y puede que no fuese algo bueno que su presencia causase la disminución de la presencia de doctores.
No creía que fuese culpa suya. Era similar a que sucediera algo a causa de la magia, tampoco culparía a Zero por ello.
Los labios de Zero se curvaron ligeramente mostrando una sonrisa débil y preocupada.
—Cierto... aún no han causado problemas. Posiblemente. Sin embargo, el estado de las cosas siempre está cambiando. Las cosas pueden estar bien por ahora, pero quien sabe cómo puedan estar mañana.
— ¿Crees que la magia curativa va a empezar una guerra? ¿Puedes matar a un hombre con ungüentos?
Ella era simplemente demasiado cautelosa, ¿no?
—Además, si de verdad pensases que ella no estaba haciendo nada bueno, ¿simplemente no podrías "rechazar" su magia y acabar con esto?
—Si lo hiciera, eso podría poner en máxima alerta a quien quiera que sea el que le enseño magia a la Santa.
—Y entonces nosotros no podríamos obtener ninguna pista sobre las copias, ¿huh? ¿Pero para empezar no estábamos dudando de si de verdad existiera alguna? Entonces ¿no sería mejor tan solo quedarnos quietos hasta que llegue la carta de Albus, y despreocuparnos mientras tanto? Creo que, al menos, será mejor que trabajar con ese sacerdote.
—Eso no es a lo que me refiero. La Santa está usando la magia que inventé.
— ¿Y? –Pregunté. Zero tiró de mi cola.
—Debo asegurarme, Mercenario. Acerca de cómo la Santa pretende usar la magia en el futuro. Sobre por qué quien le enseño magia lo hizo. La magia es muy útil, pero úsalo indebidamente, y el peligro acechará a todos los involucrados. Incluso para el Libro de Salvaguardia, no se puede asegurar que cada pizca de magia dentro de él sea segura. La magia es demasiado poderosa para aquellos que no la entienden.
—De ser cierto, huh...
Crucé los brazos y observe la luna. Tanto pensar como estar seguro de la situación estaban fuera de mi capacidad intelectual.
—Bueno, sólo da la orden y obedeceré. Ese es mi trabajo, después de todo... Pronto amanecerá. Será mejor que descanses.
Me tumbé sobre una rama. Y al igual que yo hice, Zero trepó hasta ponerse encima mío.
—Hey, vete a dormir abajo junto al fuego.
—Me niego. La fogata ya se apagó, así que se está más caliente aquí.
—Pero peso más contigo encima.
—Pero me caliento más contigo debajo. –Me copió Zero, sonriendo.
Pensé que íbamos a tener un aterrizaje forzoso con toda seguridad, pero en un abrir y cerrar de ojos, ella se había acurrucado dentó de mi capa a la defensiva. No tenía más opción que simplemente esperar a la llega del amanecer.

Cuando el sol acarició el horizonte, nos pusimos en marcha juntos.
Habíamos atado a los cinco bandidos a un árbol, y les dejamos algo de agua donde pudiesen alcanzarla. Theo parecía un poco incómodo, pero los bandidos no le dijeron nada.
Puede que fuese mejor para ellos el exponer a Theo como uno de ellos, pero viendo que todos llevaban el mismo tatuaje, era probable que fuesen unos ladrones a quienes les unían unos fuertes lazos.
Theo y yo liderábamos, mientras que el clérigo tomó la retaguardia. Eso dejaba a las tres mujeres caminando juntas.
Como de costumbre, Zero estaba declarando que "caminar es una molestia", aun así, a pesar de que estábamos caminando sin un sendero a través del bosque, yo no podía cargarla. Seguramente pudiese, pero tan solo no quería hacerlo... Eso estaba estrechamente relacionado con tener que cuidar a Ria, quien parecía haber dejado sus reflejos motores en otra parte.
—Mi señora, hay una raíz de árbol enterrada allí. Por favor, tenga cuidado de no tropeza-
Se tropezó.
—Mi señora, hay una madriguera ahí, por favor tenga cuida-
Se quedó atascada.
— ¡M-Mi señora! Por favor, camine lentamente cerca del río, no sea que-
Se cayó en el.
¿...Cómo Ria no era capaz de ver los obstáculos que el sacerdote, con los ojos vendados, veía? ¿Y por qué no podía evitarlos, incluso después de que le avisaran? Ni siquiera estábamos a mitad de camino, y Ria ya tenía un aspecto miserable. Su ropa estaba destrozada, sucia y húmeda, mientras que ella estaba llena de rasguños y moretones.
Aun así, ella nunca pronunció una sola queja, por lo que ella estaba siendo valiente, pero cada vez que su querida Santa se tropezaba con algo, el clérigo y la sirvienta de Ria montaban un escándalo, por lo que no pudimos avanzar como estaba previsto.
—Pensar que pudiese haber alguien con tal incapacidad motriz... debo decir que estoy asombrado.
—Ese de ahí, de verdad que es un problema... sincera y verdaderamente desesperanzador...
Huh, de verdad hay gente increíblemente torpe como esta.
—Ey viejo, a este paso no llegaremos en medio día. Nos tardaremos el doble.
— ¿Lo dices de verdad? Bueno... no puedo decir que no me lo esperaba.
Lo que sea.
Caminé hacia Ria, quien se había caído de culo en un arroyo y estaba tratando de levantarse con la ayuda del clérigo. Ignorando la clara mirada de asco del padre, la levanté y la deje sobre mi hombro.
¡AH! ¡¿S-señor Mercenario?!
—Yo te llevaré. Será más rápido de esta forma.
—Tuuuuuú... ¡¿CÓMO TE ATREVES A TRATAR CON TAL FALTA DE RESPETO A UNA SANTA!
— ¿Entonces la vas a cargar tú? ¿Puedes caminar más rápido que yo mientras lo haces? ¿No se acabará muriendo el hijo del señor feudal si perdemos más tiempo en el camino? Solo hago mi trabajo.
El clérigo apretó los dientes como un niño enfadado, pero ninguna queja salió de sus fauces.
—Puedo no oler muy bien, pero resístelo por un rato. Agárrate a mi cuello para que no te caigas.
Le dije a Ria. Ella había estado forcejeando un rato en mis brazos, pero ahora asintió y se calmó.
—...Tan esponjoso... –Murmuró Ria, mientras tímidamente rodeaba mi cuello con sus brazos. —Que caliente...
Había algo de fuerza en aquellos delgados brazos que me abrazaban. Zero era muy exigente con sus condiciones de sueño, así que últimamente se había estado preocupando por mi aseo. Parecía que la Santa también lo disfrutaba.
Justo en ese momento, sentí una mirada a mi lado. Cuando me giré, preguntándome quién sería, vi la cara infeliz de Zero mirándome.
— ¿...Qué? ¿Ocurre algo?
—Cuando yo te pedí que me llevases a hombros, me dijiste que no...
—Por supuesto. Tú puedes caminar por ti misma.
—Pero...
Ella vaciló. Un acontecimiento extraño para la normalmente testaruda de Zero.
—Pero tú eres mi Mercenario... ¿no?
—Sí... ¿Y?
— ¡Entonces...! No, así que... pero no... aun así... es decir...
— ¿Es decir?
Silencio.
Zero frunció el ceño con una mueca de frustración que iba en aumento, luego, de repente se dio la vuelta y se alejó
—...Nada.
No contestó a mi pregunta, o más bien, parecía que ella no podía contestar... Era como lo que pasó anoche, pero dejar una conversación a medias y ser incapaz de responder preguntas no era para nada algo propio de Zero.
Supuse que Zero entendió que lo mejor que yo podía hacer en esta situación era llevar a Ria a nuestro destino... ella debe de haberlo tomado como la razón por la que no le ofrecí llevarla a ella en su lugar.
Su gruñido era su forma habitual de intentar gastarme una broma. Aunque yo no llevaba con ella mucho tiempo, estábamos juntos las veinticuatro horas del día, desde que nos conocimos. Al menos podía distinguir cuando ella bromeaba o iba en serio.
Aun así, estaba actuando de una forma muy extraña.
—Viejo... eres un hombre cruel...
— ¿Qué?
Sin siquiera esperar a oír mi pregunta, Theo ya se había ido a perseguir a Zero.
Me quedé allí inmóvil hasta que el clérigo se impaciento, diciendo "No solo te quedes ahí pasmado, date prisa y ponte en marcha" a la vez que me pateaba en el trasero.
...Eso último no hacía falta.

Una vez que reanudamos la marcha, con Ria a mis hombros, avanzamos mucho más rápido que antes.
Theo y el sacerdote ya habían demostrado sus capacidades atléticas, y a pesar de que Zero normalmente iba a paso de tortuga por su falta de ejercicio físico y su pereza, ella no era lenta. Incluso la sirvienta de Ria nos siguió el ritmo sin problemas.
A pesar de tener que compensar el tiempo perdido por Ria, el viaje no nos tomó mucho tiempo.
A excepción de que aparentemente se me callera el cuchillo en el camino, no sucedió nada relevante. Cuando las horas de luz llegaban a su fin, pudimos salir del bosque y llegar a una carretera principal, donde ya no era necesaria pedir indicaciones.
Dándole algo de dinero a Theo para contratar un carruaje tirado por caballos, le envié que se adelantase a la ciudad. Para cuando llegamos a las puertas de la ciudad, encontramos un carromato que ya nos esperaba en la entrada. Una espléndida ejecución, como siempre, por parte de Theo.
Pero además, encontrar un carruaje de la orden de caballeros con caballos que no se asustaban ante la presencia de los caídos, era nada menos que la prueba de la perspicacia de Theo.
—A partir de aquí iremos en carromato. Me aseguré de que el conductor sepa que tiene que hacer que los caballos vayan tan rápido como puedan, así que me imagino que llegaremos a Edeabelna a tiempo o sólo un poco más tarde de lo previsto.
Deje a Ria en la parte de atrás del carromato. Por un segundo, parecía que ella no quería desprenderse de mi pelaje, pero entonces se ruborizó y se apartó bruscamente.
—Mu-muchas gracias... debo de haber sido pesada...
—Un poco sí. –Contesté sinceramente. Ria se puso aún más roja. Se mordió el labio y parecía que estaba a punto de ponerse a llorar mientras me golpeaba débilmente en el pecho.
— ¡Qué malo...!
¿...Qué le pasa a esta? Eso sí que salió de la nada.
Miré perplejo a Ria. Zero se aclaró la garganta ruidosamente. Me volví hacia ella con una sacudida, para ver cómo me echaba una mirada asesina a la vez que repetidamente me empujaba hacia un lado.
— ¿Q-qué pasa contigo de repente...?
—Estoy intentando montar en el carromato. Estás en medio.
—Oh... vale.
Me aparté a un lado de nuestro transporte. Sin embargo, Zero me seguía clavando la mirada.
— ¿Qué? Monta.
—... ¿No me vas a coger y colocarme dentro?
— ¿Hah? ¿Acaso eres una niña? –Resoplé ligeramente. Zero apretó los puños. Pensando que iba a ser golpeado, retrocedí un paso.
— ¡...SUFICIENTE! ¡...Padre, écheme una mano!
Zero agarró la mano del sacerdote con firmeza y dejó que él la ayudase a montar.
Oye... veras. No dijiste nada de que te ayudase a subir, ¿o no? ¿De qué te enfadas?
— ¡HOORAY! ¡Escucha, viejo! ¡Me dijo que ya que tenemos a un caído escoltándonos, nos llevara por un atajo más peligroso!
Habiendo estado conversando con el conductor, Theo estaba saltando de alegría mientras corría hacia mí.
—Lo hice bien ¿no? ¡Estoy siendo de graaaaaan utilidad!
—Oh... bien hecho, Theo. Eres de mucha ayuda. –Le acaricié el pelo, asintiendo con la cabeza, con total sinceridad.
—Tus manos sí que son grandes, viejo. –Se rió Theo. Le agarré y le metí en el carromato. Viendo a la sirvienta ahí cerca de pie, también la ayudé a sentarse, y finalmente me senté en mi sitio.
—El camino será duro, así que todos asegúrense de sujetarse bien.   –Nos advirtió el conductor. El carro empezó a moverse, y comenzó a sacudirse inmediatamente. Y efectivamente, Ria tropezó y empezó a caerse del vehículo.
¡SU SANTIDAD!
En pánico, el sacerdote se disponía a abalanzarse, pero como yo ya estaba más cerca, actué primero. La agarré del brazo, tirando de ella de nuevo, y la senté entre mis piernas.
—Tú, escoria... ¡LIBERA A MI SEÑORA EN ESTE PRECISO INSTANTE!
—Cállate y agárrate a algo. Mantendré a la Santa donde está. Lo siento por eso, su santidad. Apuesto a que no es nada cómodo para ti, pero es el lugar más seguro en el que puedes estar. Con lo ligero que es el padre, si tenéis mala suerte, ambos podríais acabar cayéndoos.
Para controlar las esperadas protestas del Padre, le hablé con calma a la tensa Ria. Para ser sincero, no me apunté para esto. Sin embargo, si Ria se cayera de este salvaje carro, se podría matar.
—P-pero... yo, um...
—Está bien. Simplemente guarda silencio y siéntate. Te vas a morder la lengua.
Vale. –Murmuró ella, y después se quedó en silencio. El clérigo también parecía haber aceptado a regañadientes la situación.
Sentí que alguien me observaba, y miré a Zero. Nuestros ojos se encontraron por un momento, pero estaba claro que Zero había apartado la mirada. ¿...Qué? ¿Me guardaba rencor por no ayudarla a sentarse?
¿Acaso eres una mocosa? Me volví a burlar al respecto. Bueno, si no volvía a sacar el tema, ella probablemente se olvidaría de eso, como siempre*. 
*Hermit: ¿No tienen el presentimiento de que algo malo va a pasar? :v

5 comentarios:

  1. ¿De casualidad lo malo no era que literalmente dejaste de traducir el libro? no es como que fuera tu obligación, pero da señales de vida jeje.

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    1. Antes de nada pido disculpas, las notificaciones en esta página están canceladas porque me resulta tedioso, así que todo se comunica en la página de Facebook.

      Sobre este proyecto ya dije hace tiempo (en nuestra página de facebook) que el grupo ingles traduce cada mucho tiempo y como no me gusta dejar un capítulo con muchas partes las reuno hasta que en word sean mínimo 11 páginas.

      Resumiendo: Esta traducción no esta cancelada, simplemente alcanzamos a los ingleses y estos no avanzan.

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  2. Entonces es la culpa de los ingleses, como siempre, xd

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  3. esta chistoso lo de Ria y su torpeza extrema, enserio esto deben de adapatarlo al anime

    hablando de ello enserio quiero continuar leyendo al menos hay una cifra de cuanto tardara

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